Según el comisario de la exposición, Kevin Power, esta artista se caracteriza por crear un mundo onírico, íntimo y personal. Es hábil, graciosa y retorcida al mismo tiempo. Esta mujer absorbe lo que ve y vive en su día a día, y lo transforma modificándolo y cambiándolo según sus ideas. Si hay una palabra que puede definir la esencia de su obra es: lo femenino; vulnerable, reservado, íntimo, escondido y ofrecido. Se basa en la utilización, abuso y disfrute de productos actuales que le seducen. Retales, objetos reutilizados, materiales industriales… Su mundo es onírico, con toques surrealistas fácilmente apreciables. Es privado, envuelve al espectador entre los colores y las formas. Civera explora las sensaciones, colocando próximas sus obras para que el público esté atento y analice los pequeños detalles, siempre con la imprescindible imaginación, ya que algunas optan por la moderación. La visita es como un paseo por un jardín colorista, orgánico y vivo, que llama la atención y va guiando al visitante. La exposición está formada por objetos, instalaciones, dibujos y pinturas.
Lo que mas me ha llamado la atención de esta exposición ha sido el colorido y las formas. La mezcla de diferentes objetos y escalas en el mismo espacio sin que unas piezas resten protagonismo a otras, que todas formen un conjunto. Y como son capaces de transformar el espacio. La referencia a lo onírico e imaginario permite una gran variedad de interpretaciones distintas.
Arquitecturas Efímeras 